Inteligencia Artificial
Imagina una fuente centralizada de información, un almacén digital que no solo guarda los datos proporcionados, sino que también los organiza y los hace accesibles de manera inteligente. Tomemos como ejemplo a María, una emprendedora que vende productos cosméticos. María ha creado una base de conocimiento robusta para sus productos cosméticos en Delfi IA, una herramienta que actúa como el núcleo de su atención al cliente en línea. Supongamos que un cliente, Laura, tiene curiosidad sobre el protector solar SPF 50 de la línea Dermaglós y escribe en el chat de atención al cliente:
Laura: "Hola, estoy interesada en el protector solar SPF 50 de Dermaglós. ¿Podrías decirme si es resistente al agua?"
En ese momento, Delfi accede a la base de conocimiento de María, donde se encuentra toda la información sobre los productos. Delfi analiza la pregunta de Laura y proporciona una respuesta precisa:
Delfi: "¡Hola, Laura! Gracias por tu interés en nuestro Protector Solar Dermaglós. Sí, este producto ha sido formulado para ser resistente al agua, brindando protección incluso en ambientes húmedos o en contacto con el agua. Además, su fórmula de rápida absorción asegura una sensación ligera y cómoda en la piel. ¿Hay algo más en lo que pueda ayudarte?"
María ha configurado la base de conocimiento para que Delfi pueda ofrecer respuestas precisas y detalladas sobre sus productos, como la resistencia al agua del protector solar. Esto muestra cómo Delfi no solo almacena información, sino que también la utiliza de manera inteligente para brindar un servicio al cliente excepcional y personalizado resolviendo consultas específicas sobre los productos cosméticos que María ofrece.